Como un niño que se queda sin defensa ante los argumentos presentados, el señor Rodríguez Zapatero esgrimió cual espada justiciera la siguiente frase, en el día de ayer: "Yo acudí a una reunión en 1981 para apoyar a la Constitución y había algunos que la rechazaban; si yo dijese quiénes estaban ahí ...".
Ahora bien, el hecho de presentar una excusa de este calibre, sobre un acto ocurrido hace 24 años, donde el más viejo pelaba veinte y tenía toda la fuerza de su juventud, en una situación totalmente diferente a la actual, me parece no menos que pueril (por no utilizar expresiones menos respetuosas). El señor Zapatero debería considerar a estas alturas del partido, tomar una de dos opciones, a saber: o dedicarse al gobierno del país serio que preside, o bien dedicarse al tejido en tresbolillo, que parece que fue para lo que nació. El texto del Estatut catalán es total y absolutamente opuesto a la Constitución española, desde su primera hasta su última página. Desde ya, cualquier documento que comience con la frase "Cataluña es una nación" (entenderá el lector que el concepto de nación encierra, per se, el de autarquía -independencia respecto del Estado español) salta a los ojos del más inexperto como una aberración a la declaración de principios que realizaron los españoles en 1978, le pese a quien le pese. Pero no, parece que Zapatero y los suyos no lo entienden así ... y parece que les pesa y mucho porque si llegasen a dar un rotundo NO a este documento, se quedarían "navegando sin rumbo en el mar de la ignorancia" (más todavía) ya que sin el apoyo de los catalanes, este gobierno duraría bastante menos de lo previsto. Se pretende mantener un equilibrio por demás lábil con una alianza que va a traer consecuencias con bemoles para el resto de los españoles.
De una buena vez por todas, señor Zapatero, dése cuenta de que todo indica que su barco hace aguas por todos lados, aunque, a mi modesto entender, se hundió antes de zarpar.
Ahora bien, el hecho de presentar una excusa de este calibre, sobre un acto ocurrido hace 24 años, donde el más viejo pelaba veinte y tenía toda la fuerza de su juventud, en una situación totalmente diferente a la actual, me parece no menos que pueril (por no utilizar expresiones menos respetuosas). El señor Zapatero debería considerar a estas alturas del partido, tomar una de dos opciones, a saber: o dedicarse al gobierno del país serio que preside, o bien dedicarse al tejido en tresbolillo, que parece que fue para lo que nació. El texto del Estatut catalán es total y absolutamente opuesto a la Constitución española, desde su primera hasta su última página. Desde ya, cualquier documento que comience con la frase "Cataluña es una nación" (entenderá el lector que el concepto de nación encierra, per se, el de autarquía -independencia respecto del Estado español) salta a los ojos del más inexperto como una aberración a la declaración de principios que realizaron los españoles en 1978, le pese a quien le pese. Pero no, parece que Zapatero y los suyos no lo entienden así ... y parece que les pesa y mucho porque si llegasen a dar un rotundo NO a este documento, se quedarían "navegando sin rumbo en el mar de la ignorancia" (más todavía) ya que sin el apoyo de los catalanes, este gobierno duraría bastante menos de lo previsto. Se pretende mantener un equilibrio por demás lábil con una alianza que va a traer consecuencias con bemoles para el resto de los españoles.
De una buena vez por todas, señor Zapatero, dése cuenta de que todo indica que su barco hace aguas por todos lados, aunque, a mi modesto entender, se hundió antes de zarpar.
1 comentario:
Me gusta. Enhorabuena.
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