El que piensaaa ... PIERDE !!
Un espacio de opinión, libre de prejuicios y corrección política.
viernes, diciembre 04, 2015
Un paso adelante
Hoy, como casi todos los días, estaba viendo las noticias en la tele cuando de repente surgió otra de esas muchas informaciones que hablan de lo "pegados que vivimos a nuestros teléfonos", que no prestamos atención a "la realidad, que está ahí fuera".
Hace mucho que se viene hablando de este tema. Y, lo siento, pero además de no estar de acuerdo, ya estoy un poco cansado de escucharlo. No, la realidad no está únicamente ahí fuera, también está ahí dentro.
Tenemos que darnos cuenta, después de más de diez años de discusión pública del mismo tema, de que no va a llegar un día en que nos vamos a separar de la tecnología, de nuestros teléfonos. Esa es nuestra evolución; ya hemos traspasado la barrera del Homo Sapiens para convertirnos, nos guste o no, en el "Homo Tecno". La tecnología, gran parte de ella, ya forma parte de nuestra vida de manera inseparable. Y, es más, ciertos elementos, como el teléfono, forman casi parte de nuestro cuerpo de manera inseparable. Y eso es una realidad; una realidad que no va a cambiar. Así que mejor que nos empecemos a hacer a la idea, y que nos reconciliemos con el concepto de que, como mínimo, va a estar mucho tiempo con nosotros hasta que venga algo nuevo.
domingo, enero 19, 2014
My kind of town
jueves, noviembre 14, 2013
El tocino con la velocidad
Todo es mentira, nada es verdad
sábado, junio 01, 2013
Un momento en otro momento
De buenos que se vuelven malos
De cómo el juicio a un personaje controvertido puede ser el signo más puro de la democracia.
miércoles, octubre 17, 2012
La verdad
La verdad es que, nos guste o no nos guste, somos todos responsables. Es muy fácil, y sobre todo muy cómodo, pensar con la teoría de "la culpa es del otro", pero somos todos responsables y lo sabemos.
La verdad es que desde hace mucho años Europa y Norteamérica se han sumergido (ahora, evidentemente, ya no más) en una espiral sin freno de consumo desbocado, donde se eliminó el concepto de ahorro y se sustituyó por el de gasto permanente. Claro que esto resultaba muy fácil cuando las entidades de crédito, sin ningún tipo de comprobación previa, daban dinero al primero que pasara por la puerta. Hay algunos casos más flagrantes que otros pero, básicamente, todas las situaciones están cortadas por el mismo patrón: crecimiento económico prolongado del país en cuestión, flujo continuo de crédito a bajo interés, consumo desmedido de privados (tanto entidades bancarias como particulares), endeudamiento progresivo e incluso muchas veces solapado -se obtiene un crédito para pagar otro crédito- y resultado final con una gran debacle financiera.
viernes, febrero 25, 2011
Impotencia
En una de mis discusiones de la comida de los viernes con mi familia, donde se tratan los temas socio-políticos del momento (toda una tradición familiar desde que estoy en España, oiga), me doy cuenta así a bote pronto de una sensación que me viene ahogando desde hace mucho. Es la misma sensación que hace que cuando leo los periódicos a la mañana se me revuelva el estómago y me den ganas de mudarme a Neptuno: impotencia.
Sé que hay mucha gente que siente lo mismo que yo; pero, desgraciadamente, creo que no somos suficientes. Ni siquiera estamos cerca de ser “un montón”. Porque la gran mayoría se siente cómoda con esta situación, ya que le da pie a justificar las estupideces más variadas. Hablo, por supuesto, de la maravillosa teoría, instaurada desde hace unos años en este país, del “todo vale”. Sí, señor: en este país, TODO VALE.
Vale que el presidente llame a un terrorista “hombre de paz”; vale que se insulte y acuse a los familiares de personas asesinadas de querer “politizar” las muertes; vale que se rumoree entre la población que el cáncer de una persona pública es falso y usado con medios políticos; vale que se nos trate de estúpidos; vale que un ministro de exteriores haga la peor gestión de la historia española y se vaya de rositas sin que nadie le pida ninguna explicación; vale que se le dé una medalla a un ministro que ni siquiera era ministro cuando se hizo la gestión; vale que el gobierno adopte la forma de juez y decida sobre el poder judicial; vale que un ex-presidente salga a decir que pudo asesinar a los terroristas pero que bueno, oiga, que se le pasó; vale que un estudiante que se siente ofendido por mentar un jamón en clase pueda poner una denuncia y ésta prospere (!); vale que se mienta a la cara de los ciudadanos anunciando pleno empleo y se tenga la mayor cifra de desempleo de la historia; vale que se paguen 12.000 euros por cada sesión del senado para hablar 5 lenguas en un país de una; vale, en definitiva, todo. Vale todo y todo vale: no importa el qué, el cómo ni el por qué; todo está permitido en este escenario putrefacto de mandatarios subnormales, oposiciones pusilánimes y masas votantes estúpidas y aletargadas.
Y después está la segunda parte de la cantinela, que acompaña sin pudor a la primera. La parte del SON TODOS IGUALES o también conocida como “es todo lo mismo”. Ésta es muy utilizada por estos hombres socialistas de pro, estos que hacen gobierno desde la oposición ya que, a cada afrenta que se les plantea, responden “pues tú más”. Ellos tienen la teoría de que todo es lo mismo: España está igual de mal que hace 10 años, en este gobierno se roba lo mismo que en los anteriores, España es igual que Marruecos, EEUU, Francia o Argentina. Todo da igual, porque todo es lo mismo.
Pues saben qué, señores míos: NO, ni es todo lo mismo, ni todo vale. Pero, como decía al principio, lo peor de todo no es el clima político, es que todo esto es una doctrina instaurada en el colectivo social. Y el más grande los peligros, ya lo dijo Einstein, no es la maldad, sino la estupidez. Y esta vez estamos rodeados. Estamos rodeados de gente que, bajo el paraguas de este “relativismo progresista” del todo vale pretende justificar las barbaridades que antes pensaba pero no se atrevía a hacer o decir: hoy cualquiera puede salir a decir la primera barrabasada (sin justificación alguna) que se le venga a la cabeza sin ningún tipo de repercusión, ya que estamos en la era de la “sociedad plural” …
Pero, como siempre he defendido, aquí entra la hermosura de la democracia y la libertad en la que vivimos: el lado positivo de todo esto es que la gente se muestra tal y como es – no hay ataduras, no hay restricciones, los bobos se sienten libres de decir sus bobadas y, desgraciadamente, la gente inteligente muchas veces se queda callada.
Es muy curioso ver cómo, en un breve lapso de 10 años, se ha logrado destruir todo el avance social logrado en 40. El único sentimiento que se me ocurre para describir eso es impotencia. Y, lamentablemente, no tiene solución en el corto plazo …
sábado, diciembre 11, 2010
Ir en contra de tus principios
Por eso me causa mucha gracia, pero mucha, cuando un montón de gente que se llena la boca hablando de cosas tan bonitas como la libertad, la independencia y demás conceptos idílicos se pisa tan sonoramente a sí mismo. El caso que mejor refleja esta situación ahora mismo, según mi opinión, es el tema de Wikileaks: un día un señor se levanta de la cama y empieza a publicar, de forma indiscriminada y con una clara intención dañina, documentos confidenciales que pertenecen a un pueblo. No a un gobierno, no: a un pueblo. Documentos que, más allá de secretos importantísimos, contienen información que pone en riesgo, incluso, la vida de muchas personas. Y la gente, alrededor del mundo, lo aplaude.
Como dirían Les Luthiers, "analicemos la frase". Usted imagínese que se levanta una mañana y un señor muy gracioso ha publicado en el periódico local sus cuentas bancarias, sus contraseñas, sus conversaciones con su señora por la noche, la localización exacta de sus hijos y demás información delicada, en pos de la "libertad de expresión", alegando que sus conocidos "tienen el derecho a conocer esa información". ¿Qué le parecería esa situación? Creo que la respuesta es más que obvia. Bueno, entonces entendamos una cosa de una vez por todas: un país es como una familia, sólo que más grande.
No entiendo cómo este concepto tan simple, que puede entender hasta un niño de cinco años, es tan complicado de asimilar para tantos "gurús" de la información y la libertad que andan dando vueltas por ahí. Un pueblo, representado por su gobierno, tiene el derecho ... no, perdón, tiene el DEBER de mantener cierta información bajo la etiqueta de confidencial, a fin de poder manejar un sistema tan complicado como es una nación. Creo que este es un hecho tan obvio que, a riesgo de que alguien se ofenda, se puede decir que quien piense lo contrario no entiende en absoluto el funcionamiento de una sociedad. Es la esencia misma del ser humano, y el tema no merece más discusión.
Y entonces, cuando algo tan claro como eso aparece en el camino, surgen los ejemplos con los que empecé este texto: aquellas personas que piden la libertad a los cuatro vientos, y sin embargo apoyan un acto criminal como es el de Wikileaks, que se salta a la torera ni más ni menos que la libertad de 350 millones de personas de decidir qué asuntos internos se publican y cuales no. Tócate los cojones, mariloli. Y todo esto en pos de la "libertad de expresión", a lo que yo me pregunto: ¿libertad de expresión de quién?¿Del señor Assange?
Creo que alguien alguna vez dijo (y si no, lo digo yo) que no hay nada peor que una "libertad" mal entendida. No seamos necios, no caigamos en el facilismo de las masas y el pensamiento aborregado, razonemos por un segundo aplicando el sentido común, en lugar de abrir la boca sin saber siquiera de lo que estamos hablando. Toda libertad conlleva implícitamente una responsabilidad: una vez más, no confundamos la libertad con el libertinaje.